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sábado, 13 de diciembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (148)

148/2025 -El resultado de dividir la experiencia entre lo “superior” que hay que alcanzar, y lo “defectuoso” que hay que trascender o eliminar, suele consistir en una espiritualidad y en unas ideologías que generan nuevas formas de culpabilidad, de victimismo, de dependencia, de fanatismo y de confrontación. Pregunto a la inteligencia artificial y esta es la respuesta: “A lo largo de la historia, la mente humana ha desarrollado diversas estrategias para relacionarse con aquello que está ocurriendo en cada instante. Frente a la inmediatez de la experiencia —con su mezcla inevitable de placer, dolor, incertidumbre y conflicto— surgen cuatro respuestas fundamentales. Cada una revela un modo distinto de comprender la realidad y de situarse frente a ella.

La primera es la negación o resistencia, quizá la más común y automática. Se basa en la premisa íntima de que “esto no debería estar pasando”. Este rechazo genera una fricción inmediata entre lo que es y lo que la mente quisiera que fuera. La ansiedad, la rabia, la tristeza o la adicción no son sino el eco emocional de esa lucha contra lo inevitable. Paradójicamente, cuanto más se combate un hecho, más se solidifica: aquello que resistes, persiste. Es la trampa clásica del sufrimiento humano.

Una segunda vía aparece en numerosas tradiciones espirituales no-duales —del budismo al advaita tradicional— que buscan la trascendencia espiritual. Aquí se considera que lo que ocurre, sobre todo si duele, es “ilusión”, mientras que lo Real pertenece a un ámbito inmutable y sin forma. La propuesta es disolver el yo, depurar las emociones “inferiores” y alcanzar un estado puro de consciencia. Sin embargo, como observa Puerta, esta operación genera una dualidad encubierta entre lo “real” y lo “irreal”, lo “puro” y lo “impuro”. El practicante queda dividido: un pie en la vida concreta que rechaza y otro en un ideal absoluto que nunca termina de encarnar. De este desajuste surge el conocido bypassing espiritual, una paz aparente que se desmorona ante la primera sacudida vital.

La tercera estrategia es la del estoicismo y la psicología cognitiva moderna, que proponen aceptar lo que no se puede cambiar y ajustar la propia actitud frente a ello. Es una mejora respecto a la resistencia, porque disminuye la fricción y aumenta la agencia personal. Pero aún conserva una separación fundamental: un sujeto que debe “gestionar” pensamientos o emociones desagradables. Aunque útil y pragmática, esta vía mantiene un esfuerzo continuo y no disuelve por completo la tensión entre lo que se desea y lo que hay.

La cuarta respuesta, la que Juande Puerta llama aceptación radical, no se parece a ninguna de las anteriores. Aquí la propuesta no es tolerar, transformar ni trascender lo que ocurre, sino reconocerlo como manifestación íntegra de la Realidad Absoluta. Nada queda fuera: el dolor, la vergüenza, el deseo prohibido, la violencia interior e incluso la misma resistencia forman parte del despliegue del Ser. No hay estados especiales que alcanzar, ni experiencias “correctas” o “incorrectas”. El estado presente —por más incómodo o caótico que parezca— ya es la expresión completa del Todo.

La diferencia esencial es que en las tres primeras estrategias hay una guerra: abierta, sutil o espiritual, pero guerra al fin. La cuarta termina la batalla al reconocer que no hay un enemigo real, que incluso la lucha interna pertenece al mismo campo de la realidad que intenta negar. Deja de haber un “yo defectuoso” que deba mejorarse o una experiencia inadecuada que haya que expulsar. En ese reconocimiento sin violencia, el sufrimiento deja de multiplicarse por la resistencia. A veces fluye, a veces permanece, pero ya no tiene que cargar con el peso añadido del rechazo. Y así, lo que antes parecía insoportable se vuelve, si no placentero, al menos habitable: un modo directo y desnudo de estar siendo exactamente lo que está ocurriendo ahora.” Diciembre-25
Juande Puerta.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (147)

147/2025 -La opción individual o social de “negar la realidad de lo que ya está siendo/sucediendo” pasa a convertirse en una experiencia que inevitablemente tendrá que ser vivida, porque en el mismo instante que se produce esa respuesta también se convierte en Estar Siendo Realidad. La contradicción que supone la negación y/o la resistencia ante el estar siendo/sucediendo genera efectos que se materializan en forma de actualización instantánea de la realidad. Negar la autenticidad de cualquier manifestación de la realidad puede servir de defensa ante el dolor, el miedo, la culpa, la ansiedad, etc., pero, al mismo tiempo, la incoherencia de esa reacción también supondrá un desgaste emocional importante. La Realidad consiste en el estar siendo/sucediendo simultáneo de absolutamente todo -sin excepción- cuanto esté siendo/sucediendo en cada instante, de ahí que negar cualquier expresión que esté sucediendo, no elimina eso, sino que distorsiona la percepción y dificulta una respuesta más lúcida y responsable.

Muchas tradiciones no duales buscan trascender o eliminar aspectos de la existencia humana que se consideran negativos o ilusorios; sin embargo, ¿cuál suele ser el resultado de la ética y de la espiritualidad que buscan separar la existencia de una verdad idealizada del estar siendo/sucediendo cotidiano? El flujo continuo y cambiante de experiencias (causas y efectos, apariciones y desapariciones…) no puede estar siendo un fallo ni obedecer a un plan moral superior, sino el despliegue natural y espontáneo de la Realidad y/o la Vida. Ninguna experiencia puede no estar suponiendo una actualización del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, de ahí la responsabilidad inherente en cada una de nuestras decisiones personales y sociales.

Absolutamente todo —desde el latido de nuestro corazón hasta el conflicto geopolítico más brutal— está siendo, sin excepción, manifestación de la Realidad Absoluta. Dividir la experiencia entre “lo que debería ser” y “lo que está siendo”, origina la base energética del victimismo, la culpabilidad y todo tipo de conflictos internos. Aquello que se resiste (todo consiste en estar siendo realidad) persiste y se amplifica; sin embargo, aquello que se reconoce y acepta conscientemente no interrumpe el fluir natural, porque entonces ya no le oponemos la violencia de la negación. No es cierto que exista un “yo defectuoso” que deba ser pulido para que pueda vivir plenamente la Realidad; sencillamente el estar siendo de cada yo -sin excepción- ya está siendo Realidad Absoluta en modo humano. Diciembre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 147/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta propone una comprensión radical de la realidad: todo lo que ocurre —interno o externo, individual o colectivo— ya forma parte del Estar Siendo y, por tanto, no puede ser negado sin consecuencias. La negación, lejos de borrar aquello que nos incomoda, se convierte ella misma en un nuevo hecho dentro del flujo de la experiencia. Así, resistirse a lo que sucede añade una capa adicional de tensión, incoherencia y desgaste emocional, porque exige mantener una división artificial entre la realidad y nuestra interpretación idealizada de ella.

Desde esta perspectiva, el sufrimiento generado por la resistencia no proviene tanto de los hechos en sí, sino de la fricción entre lo que es y lo que creemos que “debería ser”. Juande Puerta señala que muchas corrientes espirituales —especialmente algunas no duales interpretadas de manera reduccionista— intentan negar o trascender aspectos de la existencia humana considerados “impuros”, “ilusorios” o “inferiores”. Sin embargo, esa aspiración a una pureza idealizada suele desembocar en una ética fragmentada: separamos lo luminoso de lo oscuro, lo aceptable de lo rechazable, lo espiritual de lo cotidiano. El resultado es una brecha interior que alimenta la culpa, el autoengaño y una incapacidad para responder con lucidez a lo que efectivamente está ocurriendo.

Aceptar que todo —desde un pequeño gesto hasta las dinámicas colectivas más violentas— está siendo expresión de la Realidad Absoluta no implica justificar moralmente cualquier acción, sino reconocer que nada queda fuera del entramado de causas, efectos y decisiones. En esa aceptación surge una responsabilidad más profunda: al ver cada experiencia como actualización de la realidad, nuestras respuestas dejan de estar guiadas por la negación y empiezan a orientarse hacia la comprensión y la coherencia.

Finalmente, la idea de un “yo defectuoso” se disuelve. Cada individuo, con su historia y sus contradicciones, ya está siendo plenamente Realidad en forma humana. No se trata de pulirse para merecer la vida, sino de reconocer que ya estamos inmersos en ella de manera total. En esa comprensión, lo que antes se resistía comienza a fluir.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (144)

144/2025 -El reconocimiento y la aceptación “conscientes” de todo lo que está aconteciendo (Estar Siendo Realidad Absoluta) no eliminará el dolor, el juicio, la contradicción, la corrupción, etc., pero permitirá vivir esas experiencias de la realidad cotidiana con más lucidez y menos sufrimiento añadido por la idea de que “eso no debería de estar sucediendo”. Creer que la aceptación de todo cuanto está siendo/sucediendo (Realidad) podría excluir la acción y la ética, sería como creer que la manifestación de la Realidad podría eliminar la manifestación de la Realidad. La aceptación “consciente y/o lúcida” de todo lo que está siendo/sucediendo en cada instante (Realidad) no eliminará el impulso natural de actuar, indignarse, preocuparse, cuidar o transformar, pero ayudará a limpiar el filtro egoico que pudiera estar deformando su percepción.
 
Puesto que todo -sin excepción- está siendo manifestación del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, entonces también está siendo el sufrimiento, la ignorancia, la ansiedad, el miedo…, así como los deseos de disfrutar, de prosperar y de denunciar injusticias. La aceptación “consciente y lúcida” de todo cuanto está siendo/sucediendo -comenzando por el de nuestra propia existencia- incluye también la posibilidad de decir “no”, de poner límites, de transformar estructuras injustas, de revisar errores, etc., sin eliminar nada de la integridad de la Realidad. La actitud victimista de negar y/o de rechazar “lo que está siendo/sucediendo” (Realidad), así como la de culpabilizar a la Realidad de estar siendo la Realidad, no suprimirá la parte de responsabilidad que corresponda a la elección de nuestras manifestaciones.

Muchas transformaciones históricas —abolición de la esclavitud, derechos civiles, equidad de género, etc.,— no surgieron tanto del rechazo de los estados de cosas injustos, como del “reconocimiento y la aceptación conscientes” de la injusticia de todas esas expresiones. Algunos cambios personales y sociales pueden nacer del rechazo a la infelicidad, la enfermedad, la injusticia, etc., pero eso no sería posible sin el acto anterior, más profundo y complejo, de “reconocer y aceptar conscientemente” el estar siendo/sucediendo de eso que se desea transformar. Reconocer y aceptar conscientemente no significa justificar ciegamente. El egocentrismo, la indignación, el deseo de progreso, el impulso de frenar una injusticia y el resto de “todas” las posibles manifestaciones humanas también están siendo expresiones y actualizaciones naturales de la Realidad Absoluta. Diciembre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 144/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta plantea una comprensión profunda de la aceptación como un acto lúcido y consciente frente a la realidad que acontece en cada instante. Aceptar no implica negar el dolor, la contradicción o el juicio; por el contrario, supone permitir que estas expresiones de la experiencia se manifiesten sin añadir el sufrimiento extra que proviene de la resistencia mental —esa voz que insiste en que “esto no debería estar ocurriendo”. La aceptación lúcida desmonta esa fricción innecesaria y abre un espacio de presencia más transparente.

Lejos de anular la acción o la ética, esta actitud de reconocimiento permite que las respuestas humanas —indignarse, preocuparse, cuidar, proteger o transformar— emerjan desde un lugar menos condicionado por las distorsiones del ego. Juande Puerta señala que si todo forma parte de la manifestación de la Realidad Absoluta, entonces también lo son las emociones consideradas “negativas”, así como los impulsos de mejora, justicia y crecimiento. No hay exclusiones: todo lo que aparece pertenece al mismo tejido.

Aceptar conscientemente, por tanto, no es pasividad ni justificación. Es un modo más honesto de situarse ante lo real, que incluye la posibilidad de decir “no”, de poner límites saludables y de impulsar transformaciones individuales y colectivas. La negación victimista de lo que sucede —o la tendencia a culpar a la propia Realidad— no elimina la responsabilidad inherente a nuestras elecciones y manifestaciones.

La historia confirma esta visión: grandes cambios sociales no surgieron sólo del rechazo a la injusticia, sino del reconocimiento lúcido de esa injusticia como parte de lo que estaba siendo, un reconocimiento que permitió actuar con claridad y firmeza. Así, la aceptación consciente se revela como el punto de partida desde el cual la Realidad, a través de cada uno de nosotros, puede actualizar nuevas formas más justas, compasivas y coherentes consigo misma.

martes, 11 de noviembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (135)

135/2025 -Las concepciones tradicionales de la individualidad, la espiritualidad, la moralidad y la ética, basadas en la negación y/o el rechazo de aquello que la conciencia identificada con la apariencia del yo egoico percibe como negativo, obedecen a una percepción fragmentada y limitada de la Realidad. El Estar Siendo/Sucediendo de la Realidad consiste en el flujo continuo de absolutamente todo -sin excepción- lo que está aconteciendo, y no sólo en la supuesta quietud inmutable de un ideal abstracto. ¿Qué tipo de moralidad y de ética podría surgir de la idea limitante y discriminatoria de que aquello que pueda resultar molesto y doloroso no está formando parte “también” de la Esencia de la Vida? La moral y la ética, que excluye la autenticidad de una parte intrínseca de la naturaleza y de la experiencia humana, jamás podría servir para evitar conflictos y sufrimiento; en lugar de eso estaría ayudando a justificar la percepción de división y la necesidad de la lucha y del enfrentamiento.

Una ética madura y equilibrada no debería excluir la aceptación integral de todas las manifestaciones de la Realidad -también lo molesto y doloroso-, como aspectos igualmente esenciales y valiosos de la Vida que estamos siendo, expresando y experimentando. Una moralidad que promueva la compasión, la solidaridad y el respeto hacía la legitimidad de las diferencias no puede basarse en el rechazo o la negación de aquello que podamos considerar problemático, sino en la aceptación (aceptar es amar) de la Vida en su totalidad. Paradójicamente, aquello que se construye sobre el rechazo (no reconocimiento y no aceptación imparciales) de las experiencias que al yo egoico pudiera molestarle, en gran medida estará perpetuando la conflictividad y el sufrimiento que dicha identificación consciencial pretendiera evitar.

Mientras intentemos alcanzar estados más prolongados y continuos de calma, plenitud, dicha, etc., sin dejar de rechazar las manifestaciones de la Realidad (eso que está sucediendo) que le pueda desagradar a la conciencia personificada (yo separado de lo demás), seguiremos atrapados en la misma estructura egocéntrica que estará generando las percepciones de carencia, de insatisfacción y de discordia. Vivir en el rechazo y/o el desprecio de alguna parte intrínseca de la naturaleza y de la experiencia humana, no solo afectará a nuestra salud mental, física y emocional -generando soledad, tristeza, aislamiento, depresión, ansiedad y todo tipo de enfermedades- también propiciará la creación de sociedades fragmentadas e injustas en las que predomine la intolerancia, la estigmatización y la discriminación hacia las personas y hacia todo lo que represente aquellos aspectos de la Realidad que se estén rechazando. Noviembre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 135/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta plantea una revisión profunda de los fundamentos sobre los que se erigen las concepciones tradicionales de la moral, la ética y la espiritualidad. Su crítica se dirige al modo en que la conciencia, identificada con la apariencia del yo egoico, tiende a dividir la Realidad entre lo aceptable y lo rechazable, entre lo “bueno” y lo “malo”. Este impulso de negar lo que resulta incómodo o doloroso —propio de una percepción fragmentada— genera, según Juande Puerta, una visión incompleta y distorsionada del fluir total de la existencia. La Realidad no puede reducirse a los aspectos que la mente considera placenteros o “elevados”, pues el Estar Siendo de la Vida incluye, sin excepción, todo lo que acontece.

Desde esta comprensión, la moralidad basada en la negación del sufrimiento o de lo “negativo” carece de autenticidad y profundidad. Una ética que excluye parte de la experiencia humana perpetúa la división, el juicio y, en última instancia, el conflicto. La verdadera madurez ética —propone Juande Puerta— radica en la aceptación integral: reconocer que tanto el dolor como la alegría, tanto el caos como la armonía, son expresiones legítimas de la misma Esencia de la Vida. Solo desde esa aceptación, que es una forma de amor, puede surgir una compasión genuina y una moral que no se fundamente en la exclusión.

Rechazar cualquier aspecto de la realidad equivale, por tanto, a perpetuar la insatisfacción y el sufrimiento que se intenta evitar. Al identificarnos con un yo separado, buscamos estados de calma o plenitud sin aceptar lo que nos incomoda, y así permanecemos atrapados en la raíz del conflicto. La invitación de Juande Puerta es clara: vivir en aceptación consciente de la totalidad, para trascender la dualidad moral y abrirnos a una ética basada en la unidad, la comprensión y la compasión hacia todo lo que Es.

jueves, 30 de octubre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (130)

130/2025 -La conciencia del estar siendo/sucediendo individual no está separada del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, sino que está siendo una de sus infinitas formas de expresión. El ego está cumpliendo una función natural dentro del proceso universal de manifestación de la Realidad. Reconocernos parte inseparable del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, en algunos casos quizás podría ayudar a menguar la ansiedad y el temor ante la inevitable y definitiva desaparición de nuestra conciencia de individualidad. Igual que apareció, la existencia de la conciencia de estar siendo un yo único también desaparecerá para siempre, y con ello los conflictos que suele generar “la identificación exclusiva” con esa manifestación cambiante y transitoria de la Realidad.
 
Cuando la conciencia se limita a la perspectiva del yo egoico, generalmente predomina la sensación de carencia, la culpa, el miedo, el victimismo, la tristeza, etc., pero estos fenómenos estarán siendo tan naturales, legítimos y útiles para el autoconocimiento y la evolución natural como los que correspondan a una percepción consciencial basada en el reconocimiento y la aceptación de la simultaneidad y la diversidad de la Realidad. Sin la aceptación del estar siendo/sucediendo de todo aquello que emana de la condición humana, la espiritualidad se convierte en una huida a ninguna parte. Los estar siendo/sucediendo humanos no nacemos con pecado, con culpa ni con necesidad de ganarnos el regreso a ningún hipotético paraíso celestial.

Nada existe ni sucede que no esté siendo una manifestación del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, por tanto, que -incluso lo que podamos considerar egoico y negativo- no esté siendo parte del proceso evolutivo universal. El ego humano nunca ha sido un obstáculo que debiera superarse de otro modo que no consistiera en la aceptación de su existencia y de su función. ¿Qué luz, sabiduría, paz, dicha, armonía, etc., podría surgir de la lucha contra una parte esencial del proceso natural de nuestra existencia? La sabiduría no nace del rechazo a lo que estamos siendo y/o manifestando, sino del reconocimiento y la aceptación de nuestra inseparabilidad de lo Absoluto. La plenitud de la existencia humana no está fuera de la experiencia humana, sino que está consistiendo en cada una de sus manifestaciones. Octubre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 130/2025 realizado con IA:

En su reflexión, Juande Puerta nos invita a trascender la ilusión de separación entre el yo individual y el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, esa realidad inefable que se manifiesta en infinitas formas. La conciencia de "estar siendo" un yo único no es un error cósmico, sino una expresión legítima del Todo. El ego, a menudo demonizado en tradiciones espirituales, emerge aquí no como un enemigo, sino como un mecanismo natural en el proceso universal de manifestación. Su función —generar identificación temporal con lo transitorio— permite la exploración de la diversidad existencial, sin la cual la evolución se estancaría en la uniformidad.

Juande Puerta subraya cómo esta perspectiva puede disipar la ansiedad ante la muerte de la individualidad: igual que surge de la nada, se disuelve en ella, liberándonos de los conflictos derivados de la "identificación exclusiva". Cuando la conciencia se contrae al ego, surgen sombras como la carencia, el miedo o la culpa; fenómenos inevitables y, paradójicamente, útiles para el autoconocimiento. Rechazarlos equivale a negar la simultaneidad de la Realidad, convirtiendo la espiritualidad en mera evasión. En cambio, aceptar el "estar siendo/sucediendo" humano —con sus luces y sombras— revela que nada emana del pecado original ni requiere redención externa. Somos inseparables de lo Absoluto; incluso lo "negativo" es combustible evolutivo.

Esta aceptación no implica pasividad, sino una sabiduría nacida del reconocimiento: ¿qué paz podría brotar de combatir una parte esencial de nosotros? La lucha contra el ego genera más fragmentación; la integración, en cambio, desata armonía, dicha y plenitud. Juande Puerta nos recuerda que la verdadera espiritualidad no habita en paraísos hipotéticos, sino en la danza cotidiana de la experiencia humana. Cada manifestación —alegría o dolor— es lo Absoluto en acción. Abrazar esta unidad no solo mengua el temor, sino que ilumina la existencia como un flujo sagrado, donde el ego se transmuta en puente hacia lo infinito.

jueves, 16 de octubre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (124)

124/2025 -Tal vez la sensación de que en el presente “falta algo” no provenga del ahora, sino de la comparación que la mente establece entre lo que fue, lo que está siendo y lo que deduce que podría ser. Cuando se reconoce que lo vivido y lo no vivido coexisten dentro de la misma totalidad, también puede comprenderse que la plenitud no requiere alcanzar un estado futuro; ya está presente en la experiencia actual. La búsqueda de plenitud fuera de la experiencia presente genera una forma de apego a una realidad potencial que puede convertirse en un condicionante a la hora de ejercer la libertad con responsabilidad. La plenitud de vida no es un premio velado ni postergado, sino una calidad que “ya” está siendo manifestada en absolutamente todo cuanto está siendo/sucediendo en cada instante.​

¡La plenitud, la Realidad, lo Absoluto está presente en cada experiencia, porque -más allá de cualquier percepción, comparación y expectativa egoica o personal- está siendo la esencia misma de absolutamente todas y cada una de las manifestaciones y de las experiencias! Aceptar conscientemente la plenitud manifestada en el “estar siendo/sucediendo presente” no implica resignación, pasividad ni renuncia a la libertad de seguir eligiendo la manera de vivir la experiencia del incesante flujo de posibilidades y/o de oportunidades. La aceptación del presente no es quietismo, sino una base desde la cual elegir de manera más consciente, creativa y responsable nuestra forma de vivir y de responder ante aquello que está surgiendo.

Ni el sufrimiento es un error absoluto ni la felicidad una verdad suprema que deba buscarse de forma exclusiva. Estar Siendo lo Absoluto, la Realidad, la Vida, la Conciencia Universal, la Divinidad Suprema, etc., consiste en el estar siendo/sucediendo “simultáneo” de absolutamente todo cuanto esté siendo/sucediendo en cada aquí y ahora, por tanto, también de la violencia, la destrucción, la enfermedad, la ansiedad, la depresión, la muerte y el resto de las posibilidades que estén formando parte del devenir cotidiano universal. ¿Hasta qué punto la aceptación del presente puede coexistir con el deseo de transformación y/o con el compromiso ético ante el sufrimiento? Aceptar el Presente conlleva el reconocimiento lúcido y/o consciente de todo (pensamientos, acciones, emociones, conflictos, deseos, búsquedas…) cuanto está aconteciendo, por tanto, también del impulso natural de cambiar para sentirse mejor. La aceptación no excluye la acción; la aceptación estará siendo una forma de acción más inteligente y eficaz. Octubre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 124/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta invita a reconsiderar una de las tensiones más profundas de la experiencia humana: la aparente distancia entre el presente y la plenitud. Según su planteamiento, la sensación de carencia no proviene del ahora en sí, sino de la comparación mental que establece diferencias entre pasado, presente y futuro. Es la mente —con su tendencia a medir, recordar y proyectar— la que genera la ilusión de que falta algo. Sin embargo, cuando se comprende que todo lo vivido y lo no vivido coexisten dentro de una misma totalidad, se vislumbra que la plenitud no necesita ser alcanzada: ya está siendo manifestada en cada instante de la experiencia.

Aceptar esta plenitud presente no equivale a una actitud pasiva o resignada. Muy al contrario, implica un reconocimiento lúcido de lo que está sucediendo —incluido el impulso de cambiar o mejorar— y una apertura a actuar desde una conciencia más profunda y libre. La aceptación, entendida así, no excluye la acción, sino que la hace más consciente, menos condicionada por el miedo o la búsqueda compulsiva de resultados. En este sentido, Juande Puerta propone una ética de la presencia: actuar desde la comprensión de que todo cuanto ocurre forma parte del despliegue de la Realidad Absoluta.

Este enfoque también disuelve la dualidad entre sufrimiento y felicidad como polos opuestos. Ambos, al igual que la violencia o la compasión, son expresiones de un mismo flujo de existencia universal. Por ello, la aceptación del presente puede coexistir con el deseo de transformación, siempre que dicha transformación surja de la lucidez y no del rechazo. Así, la plenitud no es un premio futuro, sino la esencia misma del vivir. Reconocerla en cada instante es abrirse a la vida tal como es, con todo su dinamismo, su dolor y su belleza.

jueves, 31 de julio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (098)

098/2025 -La característica de los estar siendo/sucediendo humanos de percibir el mundo dividido en opuestos irreconciliables es una condición inherente, no un defecto que deba ser corregido o eliminado. Las visiones tradicionales que intentan erradicar las funciones naturales del ego o eliminar las divisiones dualistas demuestran adolecer de una percepción limitada o miope de la Realidad Absoluta. Los intentos de tratar de suprimir aspectos propios y/o inherentes de la experiencia humana responden a una actitud condenada a generar emociones de fracaso y de frustración. El ego, las emociones, los pensamientos, la percepción de dualidad, el deseo, etc., son aspectos fundamentales —aunque a veces considerados como impedimentos para el despertar o la iluminación— del estar siendo/sucediendo humano.
 
Todas las posibles expresiones de los estar siendo/sucediendo humanos “a la vez” también están formando parte del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, de ahí que las intenciones y los esfuerzos encaminados a tratar de eliminar algunas de ellas siempre estarían evidenciando una postura profundamente egocéntrica de auto-negación. La experiencia cotidiana demuestra la inutilidad de vivir negando o tratando de mutilar aquello que -puesto que está sucediendo- también está siendo una manifestación natural de la Realidad Absoluta. Paradójicamente, la manera de atenuar el sufrimiento, la ansiedad, la depresión, la tristeza y cualquier tipo de malestar generado por la persecución de una perfección dogmática e idealizada consistirá en la aceptación incondicional (aceptar significa amar) de absolutamente todo cuanto pueda estar siendo manifestado en cada aquí y ahora.

La Plenitud de la Realidad no excluye ninguna experiencia humana, ni siquiera aquellas consideradas negativas, por tanto, la clave no está en la idea de trascender las dualidades, sino en aceptarlas e integrarlas plenamente. La Realidad, en toda su complejidad, está siendo un flujo dinámico donde el ser y el no-ser, lo individual y lo universal, conviven en un equilibrio constante que merece ser reconocido y asimilado. El darse cuenta y aceptar que absolutamente todo consiste en el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto no hará que desaparezcan las características esenciales -tanto las positivas como las negativas- de cada estar siendo/sucediendo humano, porque la manifestación de cada una de esas posibilidades también está consistiendo en el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. El ego, la percepción de dualidad y de separación, etc., al estar siendo expresiones esenciales de nuestra individualidad, también están siendo una manifestación inseparable de la Plenitud de la Realidad. Julio-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 098/2025 realizado con IA:

Juande Puerta plantea una reflexión profunda sobre la naturaleza humana y su relación con la Realidad Absoluta, proponiendo que la percepción de dualidades —opuestos como bien y mal, ego y trascendencia— no es un defecto a erradicar, sino una característica inherente al ser humano. Intentar suprimir estos aspectos, como el ego, las emociones o el deseo, resulta en una lucha infructuosa que genera frustración y sufrimiento. Esta postura desafía las visiones tradicionales que buscan trascender o eliminar la dualidad para alcanzar la iluminación, argumentando que tales esfuerzos reflejan una comprensión limitada de la realidad.

La clave de la propuesta de Juande Puerta radica en la aceptación incondicional de todas las manifestaciones humanas, incluidas las consideradas negativas. Esta aceptación, que él equipara con el amor, no implica resignación, sino un reconocimiento de que todo —el ego, la dualidad, el sufrimiento— forma parte del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. Negar estas expresiones es, paradójicamente, un acto egocéntrico que refuerza la separación que se pretende superar. La Realidad Absoluta, en su plenitud, no excluye nada; es un flujo dinámico donde lo individual y lo universal coexisten en equilibrio.

Así, la propuesta no es trascender las dualidades, sino integrarlas. Aceptar la tristeza, la ansiedad o el deseo como manifestaciones naturales de la experiencia humana permite atenuar el malestar generado por la búsqueda de una perfección idealizada. Este enfoque invita a un cambio de perspectiva: en lugar de combatir nuestra naturaleza, debemos abrazarla como parte de la Plenitud. Reconocer que todo, incluso nuestras limitaciones, es una expresión del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, nos libera para vivir en armonía con la complejidad de la existencia.

sábado, 14 de junio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (078)

078/2025 -Estar Siendo Realidad Absoluta consiste en estar siendo todo cuanto está siendo/sucediendo aquí y ahora, por tanto, no está siendo un destino, una meta, un propósito ni un objeto de deseo. El reconocimiento y la aceptación de la plenitud inherente en cada manifestación del presente, no cambiará la Esencia de la Realidad, pero -en alguna medida- puede suponer una liberación del egocentrismo de las ideas, de las creencias, de los viejos paradigmas y también de las instrumentalizaciones políticas, sociales y espirituales. Estar Siendo Realidad Absoluta consiste en el estar siendo/sucediendo preciso de absolutamente todo eso que está siendo/sucediendo en cada aquí y ahora (presente), de ahí que si el pasado hubiera sido de otra manera a como sucedió, entonces esa posibilidad habría consistido en el mismo Estar Siendo Realidad Absoluta que también estará siendo cualquier posibilidad que pueda manifestarse de ahora en adelante.

Lo que debería haber sido, y también lo que debería llegar a ser, ya está siendo lo que está ocurriendo. Reconocer que aquello que alguna vez pudiera verse y vivirse de un modo distinto, siempre continuaría consistiendo en Estar Siendo Realidad Absoluta, quizás ayudaría a disminuir la culpa, la nostalgia y la ansiedad. ¡No hay un único camino correcto ni una manera exclusiva de Estar Siendo Realidad! Paradójicamente, la creencia y/o la consciencia resultante de la percepción egoica de que Estar Siendo Realidad Absoluta no consiste en exactamente todo eso que está siendo/sucediendo en cada instante, lleva a la búsqueda y la persecución de una plenitud distinta a la plenitud del aquí y ahora.

La plenitud no es un ideal, sino la naturaleza misma de todo -incluido cada yo personal- lo que está siendo/sucediendo en este instante. Por mucho que los juicios y las comparaciones entre unos y otros sean naturales, el estar siendo/sucediendo de cada uno de nosotros “ya está siendo” completamente pleno, tal como está siendo y/o manifestándose. Aceptar que “ya estamos siendo Realidad Absoluta” no implica pasividad, resignación ni conformismo, sino una reconciliación profunda entre lo que estamos siendo y lo que estamos viviendo. La Realidad no se equivoca ni acierta, pues consiste en el estar siendo/sucediendo simultáneo e inseparable de todo aquello que alguna vez cualquiera de nosotros pudiera percibir siendo errores o aciertos, y también siendo verdades o mentiras. Junio-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 078/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta nos invita a contemplar la noción de "Estar Siendo Realidad Absoluta" como la experiencia intrínseca de todo lo que acontece en el aquí y ahora. Esta perspectiva desafía las concepciones tradicionales de propósito, destino o deseo, proponiendo que la realidad no es un fin a alcanzar, sino la totalidad de lo que está siendo en cada instante. En este sentido, la plenitud no es un ideal lejano, sino la esencia misma de cada manifestación presente, independientemente de cómo la percibamos.

Reconocer esta verdad implica un cambio profundo: liberarnos del egocentrismo que surge de ideas, creencias y paradigmas limitantes. Al aceptar que todo —pasado, presente y futuro— es una expresión de la Realidad Absoluta, podemos soltar la carga de la culpa por lo que fue, la nostalgia por lo perdido y la ansiedad por lo que será. Juande Puerta señala que, aunque imaginemos un pasado o futuro diferente, cualquier posibilidad seguiría siendo parte de esta misma Realidad Absoluta. No hay un "debería" que altere su naturaleza.

Esta comprensión disuelve la ilusión de que la plenitud está fuera de nosotros, en un ideal a perseguir. Paradójicamente, es la percepción egoica la que nos lleva a buscar algo más allá del ahora, ignorando que todo —incluso nuestras imperfecciones— ya está siendo completamente pleno. Aceptar esto no es resignarse, sino reconciliarse con lo que somos y vivimos. La Realidad Absoluta no juzga ni se equivoca; simplemente está siendo, abarcando todo: errores, aciertos, verdades y mentiras.
Así, la invitación de Juande Puerta es a habitar el presente con consciencia, reconociendo que "ya estamos siendo Realidad Absoluta". Esta reconciliación nos libera para vivir plenamente, sin la necesidad de compararnos o perseguir ideales, abrazando la naturaleza inherente de lo que está siendo en este instante.

sábado, 15 de marzo de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (037)

037/2025 -El estar siendo/sucediendo humano está siendo individual, porque está siendo transitoriamente único e irrepetible, con un cuerpo, una mente, unas emociones, una historia, una conciencia y cierta capacidad de elegir su propio camino. Pero al mismo tiempo, también está siendo Universal y/o Absoluto, porque está compartiendo la Naturaleza Esencial común del resto del estar siendo/sucediendo. Esta “dualidad absolutamente natural” resulta fundamental para entender la complejidad y riqueza de la condición humana. Lo Supremo, lo Extraordinario, lo Misterioso, lo Divino, etc., del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto radica en que consiste en el estar siendo/sucediendo simultáneo de absolutamente todo -tú, todo lo tuyo y todo lo demás- cuanto está apareciendo y desapareciendo. ¡Nada más creativo ni más destructivo que el estar siendo/sucediendo!
 
Los estar siendo/sucediendo humanos no sólo estamos siendo una manifestación del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto cuando estamos originando, sintiendo y expresando felicidad, amor, alegría, vitalidad, solidaridad…, “también lo estamos siendo” cada vez que percibimos, sentimos, actuamos, ocasionamos, etc., sufrimiento, miedo, tristeza, ansiedad, frustración, rabia. Incluso en los momentos difíciles o dolorosos, los seres humanos estamos participando y contribuyendo al proceso universal de la existencia. Sin excepción, absolutamente todo lo que ocurre -tanto las experiencias positivas como las negativas- está formando parte de una misma Realidad Esencial y/o del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto.
 
Tan válida y/o real estará siendo la posibilidad del rechazo de nuestras experiencias difíciles, como la posibilidad de reconocerlas siendo una parte integral de nuestro estar siendo/sucediendo personal y de nuestro estar siendo/sucediendo universal. ¡Nada Es; todo Está Siendo/Sucediendo! Solo está siendo la Realidad, porque estar siendo la Realidad consiste en estar siendo todo lo que está sucediendo! No hay un ser, una entidad, una identidad, un estado…, fijo e inalterable, sino un proceso continuo de transformación y/o un estar aconteciendo constante. La Realidad se está desplegando, transformando y sucediendo en cada momento. Realidad está siendo lo material y lo inmaterial, lo humano y lo no humano, lo objetivo y lo subjetivo, lo placentero y lo doloroso, es decir, absolutamente todas las posibilidades a la vez. Marzo-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 037/2025 realizado con IA:

El texto de Juande Puerta invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza dual de la existencia humana, planteando que el "estar siendo/sucediendo" está siendo tanto individual como universal. Desde una perspectiva individual, cada ser humano está siendo único e irrepetible, con un cuerpo, una mente, emociones y una historia personal que lo distinguen. Esta singularidad se combina con la capacidad de elegir, lo que otorga a cada persona la posibilidad de trazar su propio camino. Sin embargo, al mismo tiempo, el ser humano está siendo parte de una Realidad Universal, compartiendo una Esencia común con todo lo que existe. Esta dualidad, según Juande Puerta, es fundamental para comprender la complejidad y riqueza de la condición humana.

Lo que resulta fascinante de esta visión es que no solo se limita a las experiencias positivas, como la felicidad, el amor o la solidaridad, sino que también incluye las experiencias negativas, como el sufrimiento, el miedo o la tristeza. Ambas son manifestaciones del "Estar Siendo/Sucediendo Absoluto", es decir, de la Realidad en constante transformación. Juande Puerta sugiere que incluso en los momentos más difíciles, los seres humanos están contribuyendo al proceso universal de la existencia. Esto implica que no hay experiencias que deban ser rechazadas o negadas, sino que todas están formando parte integral de la Realidad Esencial.

Finalmente, el texto desafía la idea de una identidad fija e inalterable, proponiendo en su lugar un proceso continuo de transformación. La Realidad no está siendo algo estático, sino un flujo constante donde todo está sucediendo simultáneamente. Esta perspectiva invita a aceptar la impermanencia y a reconocer que la vida es un proceso dinámico en el que lo material y lo inmaterial, lo humano y lo no humano, coexisten en una danza eterna de creación y destrucción. En última instancia, Juande Puerta nos recuerda que "Nada Es; todo Está Siendo/Sucediendo", una idea que nos invita a abrazar la fluidez de la existencia.

sábado, 1 de febrero de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (017)

017/2025 -La comprensión de que nunca hay ni sucede nada que no esté consistiendo en Estar Siendo Realidad Absoluta no excluye ninguna acción ni ninguna reacción. Comprender que absolutamente todo está siendo expresión del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto no impide la posibilidad de actuar o de reaccionar, por tanto, en lugar de suponer pasividad o apatía, puede facilitar que las acciones y las reacciones humanas estén siendo más conscientes. La manera de cambiarse a sí mismo y al mundo que está siendo percibido por cada individuo consiste en la aceptación completa del estar siendo propio y del mundo.

En la medida que está aceptándose sin resistencias el estar siendo/sucediendo de todo (Realidad Absoluta), también estará cambiando la percepción y la experiencia de todo cuanto antes pudiera parecer que estaba siendo incorrecto y/o defectuoso. ¡La aceptación de que absolutamente todo Está Siendo Realidad Absoluta lleva implícita una profunda transformación de la conciencia que asume esa evidencia! La permanente sensación de que eso que está sucediendo pueda estar siendo incorrecto, defectuoso, imperfecto, etc., suele proceder de la negación y/o del rechazo a la Realidad. La percepción de muchos de los conflictos, las preocupaciones y las frustraciones humanas provienen de nuestra resistencia mental y emocional a aceptar que todo -incluido nuestro estar siendo y el de todo cuanto cada uno de nosotros pueda vivir- consiste en Estar Siendo Realidad Absoluta.

Todo lo que ocurre, absolutamente todo —desde los eventos más simples hasta los más complejos— está consistiendo en Estar Siendo Realidad Absoluta. Estar Siendo el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto no evita estar siendo -también y a la vez- el estar siendo/sucediendo transitorio de cada individuo. El Estar Siendo/Sucediendo Absoluto también está siendo el miedo, el rechazo, el dolor, la culpabilidad, la ansiedad, los instintos, las ilusiones…, y el resto de las manifestaciones humanas que puede estar originando la identificación conciencial con un estar siendo/sucediendo exclusivamente personal. Febrero-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 017/2025 realizado con IA:

La comprensión de que nunca hay ni sucede nada que no esté consistiendo en Estar Siendo Realidad Absoluta abre nuevas puertas hacia una percepción más consciente del mundo y de nosotros mismos. Este entendimiento no implica inacción ni apatía; por el contrario, facilita un enfoque más consciente en nuestras acciones y reacciones. La aceptación plena de nuestro propio estar siendo, así como del mundo que nos rodea, se convierte en un pilar fundamental para transformar nuestra experiencia vital.

Cuando comenzamos a aceptar sin resistencia lo que está sucediendo, nos liberamos de la carga emocional y mental que conlleva la negación de la Realidad. Este proceso de aceptación permite que nuestros juicios sobre lo que es "correcto" o "incorrecto" cambien radicalmente. Lo que antes considerábamos defectuoso o imperfecto se transforma en una manifestación válida dentro de la Realidad Absoluta. A medida que esta transformación ocurre, nuestra conciencia se expande, reconociendo que incluso las experiencias más desafiantes como el miedo, la ansiedad o el dolor forman parte de esta totalidad.

El conflicto humano, muchas veces, nace de una resistencia a aceptar nuestra realidad, a una lucha interna que nos impide ver la belleza en el caos. Todo lo que ocurre, desde los eventos más simples hasta los más complejos, es expresión del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. Al entender esto, empezamos a relacionarnos con nuestras experiencias de forma diferente, dejando atrás la identificación exclusiva con un yo limitado y transitorio.

Así, el camino hacia el cambio personal y la transformación colectiva comienza con este reconocimiento y aceptación profunda del Estar Siendo. Nos invita a ser agentes activos en nuestras vidas, conscientes de que cada acción y reacción puede surgir desde un lugar de mayor conexión con la Realidad, en lugar de la resistencia, favoreciendo así una vida más plena y auténtica.