153/2024 -Incluido todo aquello que cualquier estar siendo/sucediendo humano pudiera percibir, considerar y vivir como si estuviera tratándose de una realidad ilusoria, ficticia y/o imaginaria, nada puede no estar siendo Realidad Absoluta. Opino que no es -como sostienen las filosofías no-dualistas y algunas tradiciones orientales- que realmente y/o que verdaderamente no exista la separación, la división, las diferencias, la discriminación, el antagonismo, la disparidad, la transitoriedad, etc., que cualquier estar siendo/sucediendo humano pudiera estar percibiendo, experimentando e imaginando; Estar Siendo Realidad Absoluta también consiste en el "estar siendo/sucediendo simultáneo" de todas y de cada una de esas posibilidades.
¡Cambiar la manera de percibir y de vivir no cambia que todo lo que esté siendo percibido y vivido consista en Estar Siendo Realidad Absoluta! Nuestra manera de experimentar y entender la vida y el mundo (nuestras percepciones y nuestras vivencias) no altera la naturaleza fundamental del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto (Realidad) que también estaremos siendo nosotros mismos. Las divisiones y categorizaciones de la mente humana deberían verse y aceptarse como algo absolutamente inherente y natural.
La ilusión no debe ser negada o rechazada, sino reconocida como una faceta más del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. El Estar Siendo/Sucediendo Realidad incluye el estar siendo/sucediendo de nuestras percepciones, juicios, reacciones, experiencias, aspiraciones y desaparición. Diciembre-24
Juande Puerta.
Ensayo sobre la reflexión 153/2024 realizado con IA:
**La Realidad Absoluta y la Ilusión: Una Perspectiva Integral**
En el vasto entramado de la experiencia humana, la noción de la realidad ha sido tradicionalmente explorada y debatida desde diversas corrientes filosóficas y espirituales. Sin embargo, es necesario considerar que todo aquello que cualquier ser humano percibe, considera y vive como una experiencia puede incluirse dentro de lo que denominamos Realidad Absoluta. Esta afirmación desafía las premisas de filosofías no-dualistas y ciertas tradiciones orientales que argumentan que la separación y las diferencias son meras ilusiones. Pues bien, en esta perspectiva, ser parte de la Realidad Absoluta implica comprender que tanto las divisiones como las conexiones coexisten simultáneamente.
Al entrar en este análisis, debemos aceptar que la percepción humana está intrínsecamente marcada por la dualidad y la categorización. La mente tiende a establecer diferenciaciones entre lo que considera 'real' y lo que se clasifica como 'ilusión'. Sin embargo, esta línea de demarcación es, en esencia, una construcción mental. Cada juicio, cada reacción, y cada experiencia que vivimos forman parte del amplio espectro de la existencia. No se trata de una negación de la realidad, sino de una aceptación plena de que todas estas experiencias —incluida la ilusión misma— son componentes del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto.
La ilusión, en este contexto, no debe ser vista como un obstáculo a superar, sino como un elemento inherentemente valioso de nuestra realidad. Aceptarla permite una comprensión más rica de la vida. En lugar de rechazar lo que parece discordante o negativo, podemos reconocerlo como una faceta de nuestra experiencia. Por lo tanto, la dualidad no solo refleja nuestras limitaciones perceptivas, sino que también resalta la complejidad de lo que significa existir en este universo interconectado.
Un cambio en nuestra manera de percibir y vivir no transforma la esencia de lo que está siendo percibido y vivido; simplemente nos ofrece otra capa de entendimiento. La Realidad Absoluta incluye la transitoriedad de las experiencias, las aspiraciones humanas, y también las vivencias de alegría y sufrimiento. Así, cada individuo es también un microcosmos del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, recogiendo y reflejando la totalidad en su singularidad.
En conclusión, reconocer que nuestras percepciones, juicios y emociones son parte integral de la Realidad Absoluta enriquece nuestra existencia. Al aceptar la dualidad y las ilusiones como componentes naturales del vivir, nos abrimos a una profundidad mayor de conexión con nosotros mismos y con el mundo. Esta visión amplia nos invita a experimentar la vida en toda su complejidad, abrazando tanto la luz como la sombra, en un espacio donde todo forma parte del mismo tejido vital.
