142/2025 -Estar Siendo Realidad, es decir, estar siendo nuestro estar siendo particular y el estar siendo de todo cuanto cada uno de nosotros podamos estar percibiendo, realizando, experimentando e imaginando, supone que no existe “un ser supremo” que produce y juzga las cosas que suceden. La infinita, simultánea y transitoria multiplicidad de apareceres y desapareceres, de principios y de finales, etc., está consistiendo en la “incesante actualización” de la manifestación del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. La percepción egoica y/o humana de la Realidad no necesita trascender los límites de la percepción egoica de la Realidad, porque el estar siendo de todo ello “también” está siendo expresión natural de la Realidad.
El estar siendo/sucediendo humano incluye absolutamente todo aquello que -sin excepción- cualquier individuo pueda estar manifestando en cualquier instante y situación, de ahí la brutalidad y el victimismo que -aunque eso también esté siendo una respuesta legítima- suponen todos los intentos de transformar nuestra naturaleza (espirituales, ideológicos, culturales, etc.,) que no se basen en el reconocimiento y la aceptación de cada una de las características inherentes y/o propias de la condición humana. La ética requiere distinguir entre acciones que aumentan el sufrimiento innecesario y las acciones que lo disminuyen, pero eso no puede sustentarse sobre la represión, el desprecio y la discriminación de alguna expresión natural de nuestra Esencia.
No estaría siendo natural, real, verdadero, sano, etc., que los seres humanos siempre estuviéramos percibiendo, pensando, sintiendo, juzgando, reaccionando, actuando, deseando, etc., uniforme y positivamente, en lugar de hacerlo de todas las maneras que cada uno de nosotros estamos haciéndolo en cada momento y situación. Una ética y/o espiritualidad sana no puede excluir el reconocimiento y la aceptación de lo que “arbitrariamente” consideremos negativo; en lugar de eso debería asumir conscientemente la autenticidad de todo lo que aparece, de modo que incluso el conflicto, el dolor, la contradicción, el miedo, etc., queden integrados en una comprensión más amplia del estar siendo/sucediendo humano.
Estar siendo la Verdad Absoluta no consiste en estar siendo algo distinto a estar siendo la verdad relativa. La verdad relativa (sin excepción cada una de las particularidades que continuamente están apareciendo y desapareciendo) no está siendo un sueño, una ilusión ni un defecto; también está siendo la Verdad Absoluta, la Realidad, la Vida. No hay dos niveles ontológicos separados (un “mundo ilusorio” y, por encima, una “Realidad verdadera”), sino una única Realidad expresándose y actualizándose en multiplicidad de formas cambiantes. Noviembre-25
Juande Puerta.
Ensayo sobre la reflexión 142/2025 realizado con IA:
La reflexión de Juande Puerta plantea una visión radicalmente no dual de la realidad y de la condición humana. “Estar Siendo Realidad” no remite a un “ser supremo separado” que crea y juzga el mundo, sino al hecho de que todo lo que acontece –cada percepción, pensamiento, acción, deseo, miedo y conflicto– es ya la manifestación simultánea del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. No hay un nivel “más real” detrás de las apariencias, sino una única Realidad expresándose como multiplicidad cambiante de formas.
Desde ahí, la percepción egoica no es un error que deba ser superado para acceder a lo Absoluto, sino una de las formas legítimas en que la Realidad se vive a sí misma en modo humano. Esa inclusión de todo tiene consecuencias éticas decisivas: cualquier intento de “mejorar” al ser humano que parta de despreciar, reprimir o negar aspectos naturales de la condición humana –impulsos, contradicciones, agresividad, fragilidad, miedo– se vuelve violento y victimista, porque pretende amputar algo que también está siendo expresión de la Esencia. Una ética sana, dice Juande Puerta, no consiste en fabricar un ser humano siempre positivo y uniforme, sino en distinguir qué acciones aumentan o disminuyen sufrimiento innecesario sin descalificar la raíz de donde surgen.
La espiritualidad que se deriva de esta comprensión deja de ser una huida de lo humano para volverse una aceptación lúcida de todo lo que aparece. Integrar dolor, conflicto y sombra no significa celebrarlos ni renunciar a transformarlos, sino reconocer que incluso el impulso de cambio pertenece al mismo flujo absoluto. Así, “estar siendo la Verdad Absoluta” no es convertir la vida en algo distinto de la verdad relativa, sino ver que cada particularidad efímera –incluido el propio juicio sobre ella– es la Vida Absoluta desplegándose aquí y ahora, sin resto y sin afuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario