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martes, 28 de octubre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (129)

129/2025 -No se trata de "superar" el ego -la conciencia de estar siendo un estar siendo/sucediendo único o individual- sino de verlo como una ola que, al reconocer su inseparabilidad del océano, deja de temer su propia disolución. El estar siendo/sucediendo humano no está siendo/sucediendo aparte del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, de ahí la absoluta legitimidad de todas y de cada una de sus posibles manifestaciones, experiencias y expectativas. La conciencia identificada con la existencia del yo egoico no sólo divide, separa, juzga y califica la percepción de la Realidad; también -y sin que ello signifique que todo eso no esté siendo su función natural- origina las sensaciones de culpabilidad, de carencia, de miedo y de victimismo que conducen a la queja, la discriminación, la predilección y la lucha continua contra una parte de nuestra propia naturaleza.
 
¿A qué, sino a las indicaciones de su conciencia egoica, están sirviendo aquellos individuos que proclaman la necesidad de trascender las percepciones, las actitudes, las reacciones, las experiencias y los deseos del yo egoico? El camino hacia el disfrute de más momentos de bienestar y de una mayor sensación de plenitud no puede discurrir en la lucha por trascender las condiciones propias de una parte de nuestra esencia. El ego humano cumple la función por la que existe, de ahí que para atenuar algunos de los malestares y de los conflictos que origina, muchas veces bastaría con el reconocimiento y la aceptación de ello.

La conciencia egoica (ego humano) no está siendo un enemigo a combatir, sino una construcción mental que actúa como una herramienta evolutiva real, igual de necesaria que el resto de las condiciones y cualidades que hacen viable la existencia humana. ¿Qué diferencia hay entre la espiritualidad basada en la tarea de trascender o corregir cualquier aspecto de la experiencia humana y la función natural del ego humano? La función natural del ego no tiene nada de pecaminoso ni de erróneo: simplemente está siendo un medio natural que permite a la Realidad manifestarse como una individualidad que percibe, actúa y se relaciona. Octubre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 129/2025 realizado con IA:

En su reflexión, Juande Puerta nos invita a releer el ego no como un obstáculo a vencer, sino como una ola inseparable del océano. Esta metáfora encapsula la esencia de su pensamiento: el "estar siendo/sucediendo" humano, esa conciencia individual y única, no existe aislada del Estar Siendo Absoluto. Intentar "superar" el ego equivale a negar la legitimidad de nuestra propia manifestación en el mundo, ignorando que cada experiencia, deseo o expectativa forma parte de la danza cósmica de la Realidad. Juande Puerta argumenta que la conciencia egoica, al identificarse exclusivamente con el yo, genera divisiones artificiales: juzga, clasifica y separa, sembrando semillas de culpabilidad, carencia y victimismo. De ahí surgen la queja perpetua, la discriminación y la lucha interna contra aspectos inherentes a nuestra naturaleza.

Esta visión critica las corrientes espirituales que proclaman la trascendencia como panacea. ¿No es paradójico, pregunta Juande Puerta, que tales enfoques respondan precisamente a las demandas de esa misma conciencia egoica que buscan erradicar? Al etiquetar percepciones, actitudes o deseos como "inferiores", reproducen el ciclo de conflicto que pretenden disolver. En cambio, el camino hacia el bienestar y la plenitud no reside en la guerra contra el ego, sino en su reconocimiento amoroso. El ego humano cumple una función evolutiva indispensable: es la herramienta que permite a la Realidad desplegarse en individualidades que perciben, actúan y se relacionan. Sin él, no habría ni arte ni ciencia, ni amor ni conflicto; simplemente, no habría "yo" para maravillarse ante el todo.

El ego no es pecaminoso ni erróneo; es un medio natural, tan válido como el latido del corazón o el flujo de los ríos. Al verlo como ola que, al reconocer su origen acuoso, cesa el temor a disolverse, liberamos espacio para momentos de plenitud auténtica. No se trata de aniquilar, sino de integrar: en esa unión, el malestar se atenúa, y la existencia se revela como celebración ininterrumpida del Absoluto en lo particular. Así, Juande Puerta nos ofrece no una doctrina, sino una invitación a la paz: abraza tu ola, y surfea el océano sin miedo.

martes, 17 de junio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (079)

079/2025 -La Realidad no se opone a nada, pues, incluida la transitoriedad del estar siendo/sucediendo de cada uno de nosotros, consiste en el estar siendo/sucediendo de todos los aciertos y de todos los fallos, de todas las causas y de todos los efectos, de todos los caminos y de todas las maneras de caminar. El reconocimiento y la aceptación, de que todas las posibles manifestaciones -sin excepción- están siendo Realidad Absoluta, no impide la acción, sino que facilita la posibilidad de reducir de nuestros actos la necesidad egocéntrica de control o validación. ¡Nada está siendo “como debe ser” y tampoco “como no debe ser”, sino exactamente como está siendo! 

A menudo no tenemos en cuenta que el estar siendo/sucediendo particular y transitorio de cada uno de nosotros también consiste en el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, por tanto, que nuestras percepciones, decisiones e intervenciones no están separadas de la simultaneidad del Estar Siendo/Sucediendo Universal. ¿Significa eso que podamos abandonar sin más nuestros compromisos éticos? No, pero quizás sí permitiría reconfigurarlos teniendo en cuenta una percepción más profunda y amable de la realidad. En las expresiones de la Esencia o Espíritu (Realidad Absoluta) de cada estar siendo/sucediendo humano, además de la existencia física también están incluidos los pensamientos, las percepciones, las actitudes, los comportamientos, las expectativas y el resto de posibilidades que cada estar siendo/sucediendo humano pueda manifestar.

 ¿Qué tipo de espiritualidad podría ser aquella que no abrazara absolutamente todas las expresiones emergentes de la Esencia y/o del Espíritu humano? Una espiritualidad que no aceptase (amar es aceptar) con absoluta naturalidad todas las expresiones de cada individuo y/o de cada espíritu humano, incluyendo pensamientos, emociones, comportamientos y experiencias diversas, podría considerarse una espiritualidad parcial, limitada, interesada, dogmática, manipulada, instrumentalizada, idealizada, politizada. Amar consiste en reconocer y aceptar todas las manifestaciones del estar siendo/sucediendo humano y del universal, sin intentar imponer una visión rígida o idealizada de “lo que debe ser” y “lo que no debe ser” parte de la experiencia de la existencia. Junio-25


Ensayo “comparativo” sobre la reflexión 079/2025 realizado con IA:


En esta reflexión, Juande Puerta propone una visión no-dualista de la realidad, donde todo cuanto sucede —aciertos, errores, pensamientos, comportamientos— forma parte inseparable del “Estar Siendo/Sucediendo Absoluto”. Esta perspectiva contrasta radicalmente con visiones morales o religiosas tradicionales que dividen la realidad entre lo correcto y lo incorrecto, lo puro y lo impuro, lo deseable y lo condenable.


Mientras que las doctrinas éticas convencionales suelen fundamentarse en principios normativos que dictan cómo “debe ser” el comportamiento humano, Juande Puerta nos invita a trascender esta lógica binaria. Desde su enfoque, toda expresión humana, sin excepción, es ya una manifestación de la Realidad Absoluta, y por tanto, digna de aceptación. Esta aceptación no equivale a la pasividad ni a la renuncia ética, sino a una reconfiguración profunda de la acción, ahora despojada del deseo egocéntrico de controlar, imponer o validar.


Lo más revolucionario de esta mirada es su llamado a una espiritualidad inclusiva y amorosa, donde amar significa aceptar todo lo que está siendo, sin reservas ni condiciones. En contraste, una espiritualidad que condena, excluye o idealiza ciertos comportamientos en detrimento de otros, sería —según el autor— una espiritualidad parcial, manipulada o incluso politizada.


Este planteamiento no niega la posibilidad de actuar o comprometerse éticamente, pero sugiere que dicha acción puede surgir de un lugar más compasivo, menos rígido. En lugar de luchar contra “lo que no debe ser”, se trata de actuar desde la comprensión de que todo ya está siendo, y que incluso nuestras decisiones y dilemas éticos forman parte del flujo de lo Absoluto. En suma, Juande Puerta propone una espiritualidad no dual, donde aceptar lo que es no significa resignarse, sino amar (aceptar) radicalmente toda manifestación de la existencia.

lunes, 24 de febrero de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (028)

028/2025 -Así como no puede pretenderse que el flujo universal (Realidad Absoluta) deje de estar siendo absolutamente diverso, activo y transformador, tampoco sirven de nada los intentos encaminados a conseguir que las manifestaciones de cada estar siendo/sucediendo humano dejen de fluir según los patrones implícitos en la esencia de su naturaleza. Exactamente igual que está sucediendo con el resto del universo, el estar siendo/sucediendo de cada uno de nosotros está expresando un proceso absolutamente dinámico, diverso y cambiante. Nuestros pensamientos, emociones, actitudes, comportamientos, experiencias, expectativas, etc., están cambiando continuamente, de ahí que “lo natural” es que nadie permanezca siendo ni expresándose de una manera determinada.

¿Qué clase de paz interior sería posible sin una profunda aceptación -en cada momento y circunstancia- de la expresión de todas las condiciones propias de nuestra naturaleza? No existe un yo estático, sino una manifestación y/o un fluir permanente del mismo Estar Siendo/Sucediendo. Cualquier intento de tipificar, normalizar, igualar, limitar, etc., a las personas en una única manera de estar siendo, pensando y/o actuando estará suponiendo “un atentado inútil” contra la esencia de la existencia. El deseo natural de cambiar es lícito, porque ello también está implícito en nuestra naturaleza; pero otra cosa bien distinta es la instrumentalización de eso. ¿Qué pretenden las ideologías, los sistemas educativos, las creencias religiosas, las culturas y el resto de las organizaciones sociales que buscan establecer una uniformidad estandarizada y controlable del estar siendo/sucediendo humano, y por extensión, también de la Vida y/o de la Realidad?
 
La pretensión -por muy bienintencionada que parezca- de que las personas estén siendo de una manera concreta resulta tan absurda y perturbadora como la de intentar paralizar el movimiento del universo. La libertad no consiste simplemente en la capacidad de elegir entre diversas opciones, sino que está profundamente vinculada con la naturaleza esencial de cada estar siendo/sucediendo humano y del resto del universo. ¿De dónde, sino del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, emana el instinto de vivir en libertad expresado por los estar siendo/sucediendo humanos? Coartar la manifestación de la libertad supone también la restricción de la autenticidad, de la responsabilidad, de la diversidad y del desarrollo natural de las personas. Febrero-25
Juande Puerta.
 
Ensayo sobre la reflexión 028/2025 realizado con IA:

El texto de Juande Puerta invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza dinámica y diversa de la existencia, tanto a nivel universal como individual. Puerta subraya que la Realidad, en su esencia, es un flujo constante de cambio y transformación, y que cualquier intento de estandarizar o controlar este proceso es contrario a la naturaleza misma de la vida. La idea central es que no existe un "yo" estático, sino un "estar siendo/sucediendo" permanente, donde pensamientos, emociones y experiencias fluyen de manera continua y natural. Pretender que las personas se ajusten a un molde único de pensamiento o comportamiento no solo es inútil, sino que también atenta contra la libertad y la autenticidad inherentes a cada individuo.

Juande Puerta critica las estructuras sociales, como las ideologías, los sistemas educativos y las creencias religiosas, que buscan imponer una uniformidad en el "estar siendo" humano. Estas estructuras, aunque a menudo bienintencionadas, limitan la expresión genuina de la diversidad humana y, por extensión, de la vida misma. La libertad, según Puerta, no se reduce a la elección entre opciones preestablecidas, sino que está arraigada en la capacidad de cada individuo para fluir según su naturaleza única. Coartar esta libertad no solo restringe la autenticidad, sino también la responsabilidad y el desarrollo natural de las personas.

En definitiva, el texto es un llamado a la aceptación profunda de la diversidad y el cambio como elementos esenciales de la existencia. La paz interior, según Juande Puerta, sólo puede sentirse cuando estamos aceptando plenamente este flujo constante, tanto en nosotros mismos como en el universo que nos rodea.