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domingo, 6 de julio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (087)

087/2025 -El reconocimiento y la aceptación de que absolutamente todo cuanto está sucediendo consiste en Estar Siendo Realidad Absoluta no excluye ninguna posibilidad, por tanto, tampoco ninguna de las posibles demandas éticas del mundo cotidiano. Sin embargo, algún día tendrá que reconocerse la trampa que supone la afiliación a la idea de que existen fórmulas mágicas que podrían servir para convertir la experiencia humana en aquello que las mentes pudieran pretender. Desde mi punto de vista, no es tanto que para transformar algo “sea suficiente” con aceptarlo todo, sino que el primer e imprescindible paso para luego poder actuar en post de cambiar algo, consiste en la aceptación de eso y también de todo lo demás que esté sucediendo (Realidad Absoluta). ¿Desde cuándo la resistencia al reconocimiento y la aceptación de algo que está siendo percibido y vivido, ha servido para cambiar la experiencia de eso que se está negando?

El miedo humano a la posibilidad de caer en la indiferencia, la pasividad, la resignación, la irresponsabilidad ética, etc., nunca podría nacer de la aceptación de que nada puede suceder que no consista en Estar Siendo Realidad Absoluta. Todas aquellas capacidades (igual las de un signo, como las del signo contrario) propias de cada estar siendo/sucediendo individual, además de cualidades personales también estarán siendo expresiones directas de nuestra dimensión universal, de ahí que nunca estará en nuestra mano poder transformarlo todo. El reconocimiento y la aceptación de que todo Está Siendo Realidad Absoluta no cambiará -ni para bien ni para mal- las condiciones y las cualidades propias de nuestra naturaleza; sin embargo, la comprensión o conciencia de que estamos siendo la misma vida que estamos viviendo, facilitará una percepción y una experiencia más armónica y equilibrada.

La aceptación del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto no transforma las capacidades propias de nuestra naturaleza (pensar, sentir, juzgar, elegir, preferir, actuar, desear…) por tanto, tampoco debería temerse que pueda anular la facultad de asumir compromisos y responsabilidades. Las vivencias humanas están siendo reflejos de un Todo Absoluto que incluye a los opuestos y al resto de las posibilidades, de ahí la relatividad y la impermanencia de nuestras consideraciones éticas. ¡La ética y los juicios morales siempre estarán siendo relativos y cambiantes! El reconocimiento de que todo “está sucediendo” dentro de una totalidad impersonal, ayudará a sentir calma y confianza, pero no eliminará nuestras particularidades humanas, es decir, nuestra psicología, nuestro cuerpo y nuestras relaciones. Julio-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 087/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta invita a una comprensión profunda de la existencia al proponer que todo cuanto acontece es una manifestación de la Realidad Absoluta. Este reconocimiento no implica pasividad ni indiferencia, sino que constituye el primer paso para cualquier transformación significativa. Aceptar la realidad no significa resignarse, sino situarse en una posición de claridad desde la cual es posible actuar con mayor armonía.

La resistencia a aceptar lo que es —lo que está siendo— suele surgir del miedo a perder el control o a caer en la indiferencia ética. Sin embargo, Juande Puerta argumenta que este temor es infundado, ya que la aceptación de la Realidad Absoluta no anula las capacidades humanas de pensar, sentir, decidir, actuar o relacionarse. Al contrario, al comprender que somos parte de una totalidad que incluye todos los opuestos, se abre la posibilidad de una percepción más equilibrada, libre de la lucha interna que genera la negación de lo que sucede.

La ética, según esta perspectiva, no queda anulada, pero se reconoce como relativa y cambiante, reflejo de la impermanencia inherente a la experiencia humana. La aceptación de que todo está siendo Realidad Absoluta no elimina las responsabilidades ni los compromisos, sino que los contextualiza dentro de una visión más amplia, donde nuestras acciones y juicios son expresiones de una naturaleza universal y particular a la vez.

Así, la calma y confianza que emergen de esta comprensión no suprimen nuestras particularidades psicológicas, corporales o relacionales, sino que las integran en un marco de mayor coherencia. Aceptar la Realidad Absoluta no transforma la esencia de lo humano, pero sí facilita una vida más consciente, donde la acción ética surge desde la claridad y no desde la resistencia.

martes, 17 de junio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (079)

079/2025 -La Realidad no se opone a nada, pues, incluida la transitoriedad del estar siendo/sucediendo de cada uno de nosotros, consiste en el estar siendo/sucediendo de todos los aciertos y de todos los fallos, de todas las causas y de todos los efectos, de todos los caminos y de todas las maneras de caminar. El reconocimiento y la aceptación, de que todas las posibles manifestaciones -sin excepción- están siendo Realidad Absoluta, no impide la acción, sino que facilita la posibilidad de reducir de nuestros actos la necesidad egocéntrica de control o validación. ¡Nada está siendo “como debe ser” y tampoco “como no debe ser”, sino exactamente como está siendo! 

A menudo no tenemos en cuenta que el estar siendo/sucediendo particular y transitorio de cada uno de nosotros también consiste en el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, por tanto, que nuestras percepciones, decisiones e intervenciones no están separadas de la simultaneidad del Estar Siendo/Sucediendo Universal. ¿Significa eso que podamos abandonar sin más nuestros compromisos éticos? No, pero quizás sí permitiría reconfigurarlos teniendo en cuenta una percepción más profunda y amable de la realidad. En las expresiones de la Esencia o Espíritu (Realidad Absoluta) de cada estar siendo/sucediendo humano, además de la existencia física también están incluidos los pensamientos, las percepciones, las actitudes, los comportamientos, las expectativas y el resto de posibilidades que cada estar siendo/sucediendo humano pueda manifestar.

 ¿Qué tipo de espiritualidad podría ser aquella que no abrazara absolutamente todas las expresiones emergentes de la Esencia y/o del Espíritu humano? Una espiritualidad que no aceptase (amar es aceptar) con absoluta naturalidad todas las expresiones de cada individuo y/o de cada espíritu humano, incluyendo pensamientos, emociones, comportamientos y experiencias diversas, podría considerarse una espiritualidad parcial, limitada, interesada, dogmática, manipulada, instrumentalizada, idealizada, politizada. Amar consiste en reconocer y aceptar todas las manifestaciones del estar siendo/sucediendo humano y del universal, sin intentar imponer una visión rígida o idealizada de “lo que debe ser” y “lo que no debe ser” parte de la experiencia de la existencia. Junio-25


Ensayo “comparativo” sobre la reflexión 079/2025 realizado con IA:


En esta reflexión, Juande Puerta propone una visión no-dualista de la realidad, donde todo cuanto sucede —aciertos, errores, pensamientos, comportamientos— forma parte inseparable del “Estar Siendo/Sucediendo Absoluto”. Esta perspectiva contrasta radicalmente con visiones morales o religiosas tradicionales que dividen la realidad entre lo correcto y lo incorrecto, lo puro y lo impuro, lo deseable y lo condenable.


Mientras que las doctrinas éticas convencionales suelen fundamentarse en principios normativos que dictan cómo “debe ser” el comportamiento humano, Juande Puerta nos invita a trascender esta lógica binaria. Desde su enfoque, toda expresión humana, sin excepción, es ya una manifestación de la Realidad Absoluta, y por tanto, digna de aceptación. Esta aceptación no equivale a la pasividad ni a la renuncia ética, sino a una reconfiguración profunda de la acción, ahora despojada del deseo egocéntrico de controlar, imponer o validar.


Lo más revolucionario de esta mirada es su llamado a una espiritualidad inclusiva y amorosa, donde amar significa aceptar todo lo que está siendo, sin reservas ni condiciones. En contraste, una espiritualidad que condena, excluye o idealiza ciertos comportamientos en detrimento de otros, sería —según el autor— una espiritualidad parcial, manipulada o incluso politizada.


Este planteamiento no niega la posibilidad de actuar o comprometerse éticamente, pero sugiere que dicha acción puede surgir de un lugar más compasivo, menos rígido. En lugar de luchar contra “lo que no debe ser”, se trata de actuar desde la comprensión de que todo ya está siendo, y que incluso nuestras decisiones y dilemas éticos forman parte del flujo de lo Absoluto. En suma, Juande Puerta propone una espiritualidad no dual, donde aceptar lo que es no significa resignarse, sino amar (aceptar) radicalmente toda manifestación de la existencia.