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viernes, 21 de noviembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (139)

139/2025 -La conciencia de estar siendo un yo individual conlleva implícita la conciencia de estar siendo un yo diferenciado y distanciado de lo demás, por tanto, “de forma absolutamente natural y simultánea” ello también implica la percepción y la experimentación egocéntrica (yo) y dualista (yo y lo otro) de la Realidad. En la condición humana no hay error, imperfección, defecto, culpa espiritual ni deuda kármica. Percibimos y experimentamos el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto (Realidad, Vida, etc.,) exactamente como corresponde a nuestra naturaleza. No es ningún fallo que “mientras estamos vivos”, es decir, con conciencia de estar existiendo, nuestro estar siendo/sucediendo discurra de la manera y/o con las particularidades humanas que esté haciéndolo en cada momento y situación.

Intentar manipular esta realidad o juzgarla como "incorrecta" es, paradójicamente, otra manifestación de esa misma realidad. ¡La experiencia humana no está siendo una manifestación de la Realidad que deba ser corregida ni de la que debamos escapar! Sin más, la experiencia humana está siendo la experiencia humana. La aparición de la conciencia individual o identificada (“yo soy”) además de generar la percepción personificada y dualista de la Realidad, etc., también origina los dos grandes conceptos que sostienen la identificación de esa construcción mental: el ego (el “yo” limitado, mortal y personificado) y el alma (el “yo” esencial, inmortal y espiritual).

Sentirse un ego, con todo lo que ello supone, igual que creerse un alma inmortal, simplemente están siendo condiciones esenciales -ni buenas, ni malas, ni ilusorias- de nuestra naturaleza. No hay imperfección en percibirnos y sentirnos limitados, carentes, ignorantes…, al mismo tiempo que podemos creemos almas eternas y sabias. ¡Más allá de la experiencia de la existencia humana no hay existencia humana! La experiencia de la existencia humana consiste en exactamente todo eso que se esté viviendo aquí y ahora…, y de la manera exacta que todo eso esté siendo vivido en cada instante. Noviembre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 139/2025 realizado con IA:

Juande Puerta propone una visión liberadora: la condición humana no es un error, una caída ni una deuda que haya que saldar. No existe imperfección esencial, culpa espiritual ni karma que expiar. Lo que llamamos “sufrimiento”, “limitación” o “ignorancia” no son defectos de la Realidad, sino la forma exacta y necesaria en que el Estar Siendo Absoluto se manifiesta cuando aparece la conciencia individual.

Desde el instante en que surge el “yo soy”, la Realidad necesariamente se percibe de modo dualista y egocéntrico. Ese “yo” frente a “lo otro” no es un fallo del sistema: es el sistema mismo funcionando tal como le corresponde funcionar en la modalidad humana. El ego —limitado, temeroso, mortal— y el alma —eterna, luminosa, espiritual— no son dos creencias opuestas ni una verdadera y la otra falsa; son las dos caras inevitables de la misma identificación. Creerse un ego frágil y, al mismo tiempo, intuirse un alma inmortal es la textura misma de la experiencia humana, ni correcta ni incorrecta, ni ilusoria ni real en términos absolutos.

Juzgar esta experiencia como “insuficiente” o pretender trascenderla, corregirla o escapar de ella es, paradójicamente, otra expresión de esa misma experiencia. El buscador espiritual que rechaza el ego, el meditador que quiere “disolver el yo”, el moralista que condena los deseos: todos están haciendo exactamente lo que la condición humana hace cuando se vive a sí misma con intensidad.

No hay nada que sanar porque nada está roto. No hay a dónde ir porque ya estamos aquí. La vida humana, con su carencia y su grandeza, con su confusión y sus destellos de lucidez, es la Realidad manifestándose sin resto ni descuento. Más allá de esta experiencia no hay otra experiencia humana posible, porque la experiencia humana consiste precisamente en esto que está sucediendo ahora: esta respiración, este pensamiento, esta emoción, esta aparente separación… exactamente así. Aceptar esto no es resignación; es reconocimiento. Y en ese reconocimiento, la identificación se afloja sin esfuerzo, no porque se la combata, sino porque se ve que nunca hubo nada que combatir.

jueves, 10 de julio de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (089)

089/2025 -Entre las características que se le podrían atribuir al ego y/o al efecto de la identificación conciencial con un yo personalizado, también debería incluirse la creencia en la existencia de un alma individual que pudiera trascender y/o continuar existiendo más allá de la muerte y la desaparición del cuerpo. La identificación conciencial con una identidad individual, separada, con nombre, historia y características propias (ego), no tiene porqué -como sostienen tradiciones como el Advaita Vedanta, el budismo o ciertas corrientes del no-dualismo- estar siendo una ilusión que debe ser trascendida para poder experimentar la Verdad y/o la Realidad Última. El suceder de la experiencia de estar siendo un yo particular también está siendo una manifestación absolutamente natural del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. ¿De dónde puede surgir el apego a lo mio y a cualquier otra forma de existencia, sino del apego a la idea que se tenga acerca de sí mismo?
 
Estar siendo una ola no hace que “a la vez” no se esté siendo océano y agua. La idea de la existencia de un alma individual, que pudiera trascender a la muerte, no solo consiste en una manera más sutil o refinada de continuar sosteniendo la creencia en un yo separado y proyectado en el más allá; también suele utilizarse a modo de justificación y de instrumentalización del devenir de todo aquello que el ego no alcanza a comprender ni a aceptar. Aunque el fenómeno del ego y/o de la identificación conciencial con la existencia del yo personal esté siendo natural y necesaria para la supervivencia y el desarrollo de cada individualidad, ello no implica su inmortalidad. En la Vida no dejan de suceder cosas, precisamente porque la Vida y/o la Realidad Absoluta consiste en el estar siendo/sucediendo de absolutamente todo cuanto -incluidos cada uno de nosotros y de todas nuestras experiencias- está sucediendo en cada instante.

La auto-creencia de estar siendo un alma inmortal actúa como un recurso legítimo del ego ante la incertidumbre, el miedo o la falta de entendimiento sobre la realidad, el sufrimiento o el destino final. En vez de enfrentar directamente esas incógnitas o aceptar la finitud y la impermanencia, el ego utiliza esta creencia como una explicación que le permite mantener su sentido de identidad y control, así como para darle sentido a lo que le resulta incomprensible o doloroso. Paradójicamente, la resistencia al reconocimiento y la aceptación de que Estar Siendo Realidad Absoluta consiste en -incluida la desaparición de los individuos y/o del alma individual- absolutamente todo cuanto está siendo/sucediendo en cada aquí y ahora, supone el refuerzo de las ideas que supuestamente se estuvieran deseando soltar, superar, trascender. Julio-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 089/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta ofrece una profunda mirada no-dualista sobre el ego y la creencia en el alma individual. Desde esta perspectiva, el ego no es solo la identificación con un yo separado, sino también la raíz de la creencia en una entidad personal que trasciende la muerte: el alma. Esta idea, lejos de ser una simple búsqueda espiritual, se revela como una proyección más del ego, un intento de mantener su continuidad ante la amenaza de la finitud.

El Advaita Vedanta y otras corrientes no-dualistas coinciden en que la identidad individual, con su nombre, historia y deseos, es una ilusión, pero Juande Puerta matiza esta visión: no se trata de negar la experiencia del yo, sino de entenderla como una manifestación más del Estar Siendo Absoluto. Así, el yo no debe necesariamente ser eliminado, sino reconocido como parte del flujo natural de la Realidad. Estar siendo una ola no niega que también se está siendo agua y océano.

La creencia en un alma eterna, según Juande Puerta, no es sino un recurso del ego para resistirse a lo incomprensible. En lugar de aceptar la impermanencia y el misterio de la existencia, el ego proyecta una continuidad ilusoria, manteniendo así su control sobre lo que escapa a su comprensión. Esta estrategia, paradójicamente, refuerza el apego a aquello que se pretende trascender.

Aceptar que la Realidad Absoluta incluye también la desaparición del individuo es abrirse a la plenitud del presente, donde todo —incluido el yo— está siendo sin garantía de permanencia. Soltar la creencia en un alma inmortal no es negar la espiritualidad, sino liberarla del control del ego, permitiendo que la conciencia se reconozca como parte inseparable del fluir absoluto de la vida.