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lunes, 1 de diciembre de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (143)

143/2025 -Aceptar conscientemente que cada hecho que esté apareciendo ya está siendo expresión de la Realidad Absoluta no significa aprobar éticamente cualquier conducta ni dejar de actuar, sino comprender que incluso el error, el juicio, la resistencia, el rechazo y el deseo de cambio son, ellos mismos, manifestaciones de esa misma Vida única. La aceptación lúcida de la totalidad de lo que ocurre, tampoco puede excluir la aceptación de las mentalidades que sienten la necesidad de perseguir una “verdad espiritual” separada de la cotidianidad concreta. Paradójicamente, la inmutabilidad del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto consiste en la incesante transformación y/o actualización que continuamente está aconteciendo. Sin excepción, absolutamente todo lo que está sucediendo en cada instante, desde lo más sublime hasta lo más sombrío, no estará siendo una distorsión de la Realidad, sino la Realidad misma en su incesante despliegue.
 
En la experiencia humana, lo único constante es el flujo de experiencias (siempre están sucediendo cosas); no hay un “yo” fijo, sino un continuo aparecer y desaparecer de situaciones y de estados. La infinita multiplicidad, simultaneidad y transitoriedad de manifestaciones de la Vida y/o la Realidad Absoluta no está siendo el resultado de un diseño moral superior, sino la expresión de un proceso creativo, espontáneo, natural, universal. El estar siendo de nuestros cuerpos, pensamientos, deseos, contradicciones, miedos, expectativas —realidad relativa- está siendo tan real como el Estar Siendo Absoluto. El requisito para acceder a un nivel más lúcido de conciencia de la Realidad no puede ser otro que el del reconocimiento y la aceptación de la autenticidad y de la legitimidad de cualquier eventualidad -también las complicadas- que cualquiera de nosotros pueda estar viviendo.

Cuando la espiritualidad, la filosofía, la política, la ética, la cultura, etc., intentan transformar la condición humana sin aceptarla completamente primero, el resultado suele desembocar en una lucha contra nuestra propia naturaleza esencial y la persecución de una versión idealizada de la Realidad. Reconocer y aceptar la autenticidad de todo lo que aparece en la experiencia de la existencia personal no equivale a justificar conductas que originan dolor o perjuicio, pero supone el paso imprescindible para poder reaccionar desde una conciencia más lúcida, realista, responsable y compasiva. Todo cuanto está apareciendo y desapareciendo, es decir, cambiando y/o actualizándose, no se contradice con la Realidad Absoluta, sino que consiste en Estar Siendo la Realidad Absoluta. Noviembre-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 143/2025 realizado con IA:

La aceptación lúcida de la totalidad no es equivalente a aprobar cualquier conducta, sino a dejar de negar que aquello que rechazamos “ya es” en el ámbito de los hechos, y desde ahí decidir cómo responder. Reconocer que el error, la injusticia o el daño son también manifestaciones de la Realidad no los convierte en deseables, pero sí desactiva la ilusión de que existan “fuera” de ella, como anomalías que no deberían ser. Desde esta aceptación, la acción ética surge menos movida por el odio o la negación y más por la responsabilidad, la claridad y la compasión: se puede decir “no” a ciertas conductas sin decir “no” a la realidad de que están ocurriendo ni a la dignidad del ser que las encarna.

La reflexión disuelve la supuesta oposición entre Realidad Absoluta y realidad relativa: cuerpos, emociones, deseos, contradicciones y miedos no son meras apariencias ilusorias, sino modos concretos en que lo Absoluto se actualiza. No hay un “yo” fijo que posea la experiencia, sino un continuo suceder de estados que, sin embargo, no desmiente la unidad de la Vida que los sostiene. La multiplicidad cambiante no es un fallo del sistema ni el resultado de un plan moral superior, sino el despliegue creativo, espontáneo, de la Realidad misma, que se expresa simultáneamente en lo sublime y en lo sombrío.

Juande Puerta señala el peligro de una espiritualidad que pretende transformar al ser humano sin haber aceptado primero la condición humana tal como es. Perseguir una “verdad espiritual” separada de la cotidianidad genera lucha contra la propia naturaleza, división interior y persecución de una versión idealizada de la realidad que nunca se encarna del todo. Solo cuando se reconoce la autenticidad de cualquier experiencia —incluidas las experiencias espirituales dualistas, moralistas o “idealistas”— puede haber un crecimiento realmente lúcido, porque se parte de lo que ya está siendo y no de un rechazo de sí.

Aceptar no es justificar el daño, sino asumir que aquello que genera dolor forma parte de lo que está ocurriendo y, precisamente por eso, puede ser atendido, transformado o limitado. Esta aceptación radical es condición para una acción más responsable: quien deja de pelear contra el hecho de que la realidad es como es, queda más disponible para intervenir en ella con lucidez. Así, la paradoja se resuelve: todo lo que cambia es la Realidad Absoluta apareciendo y desapareciendo, y precisamente al reconocerlo se abre la posibilidad de responder con una ética más profunda, no basada en la negación de lo que somos, sino en el acompañamiento compasivo de la Vida tal como se está manifestando en cada instante.

jueves, 17 de abril de 2025

REFLEXIONANDO - 2025 (051)

051/2025- Fuera del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto “no hay nada más”, porque consiste en el estar siendo de absolutamente todo cuanto -independientemente de cómo se perciba y valore- está siendo/sucediendo en cada momento. Todo está conectado, porque no hay ni sucede nada que no esté siendo el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. Todos los atributos del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto (Omnipresencia, Omnipotencia, Omnisciencia, Inmutabilidad, Eternidad…) radican en que consiste en el estar siendo/sucediendo simultáneo de absolutamente todo -igual lo agradable que lo desagradable- cuanto está siendo/sucediendo en cada instante.
 
Los conceptos de fuera y dentro, arriba y abajo, bien y mal, dicha y desdicha, creación y destrucción, amor y odio, mío y tuyo, etc., corresponden a la percepción dualista y egocéntrica de la Realidad Absoluta (por tanto, también de la propia), que caracteriza a las conciencias identificadas con su aparente identidad separada, de ahí la absoluta subjetividad y relatividad de aquellas construcciones mentales. Los estar siendo/sucediendo humanos -con todas aquellas particularidades que en cada instante puedan estar caracterizando a cada uno de nosotros- no estamos siendo “ni fuera ni dentro” del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto: estar siendo nuestro estar siendo/sucediendo particular “también consiste en estar siendo” el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto.
 
¡Nada puede estar siendo/sucediendo sin que -a la vez- ese estar siendo/sucediendo no esté siendo “también” el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, que -sin excepción- también estará siendo todo lo demás! La “cualidad humana” (no el defecto ni el error) de dividir la experiencia del proceso de nuestra existencia en opuestos -junto con los efectos que ello está generando- también consiste en el Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. El Estar Siendo/Sucediendo Absoluto (Realidad, Vida, Dios, Conciencia, etc.,) consiste en el estar siendo/sucediendo natural de todo aquello que está siendo/sucediendo.
 
Los estar siendo/sucediendo humanos no hemos aparecido en este mundo para sufrir, pero, por lo mismo, y puesto que nuestra existencia está siendo un proceso natural y dinámico, tampoco para perseguir ideales quiméricos como el de sentirnos en paz y felices todo el tiempo. Desde siempre, el estar siendo/sucediendo natural está consistiendo en el estar siendo/sucediendo de exactamente eso que -incluido el rechazo de eso y la búsqueda de otras posibilidades- está siendo/sucediendo en cada instante. Abril-25
Juande Puerta.

Ensayo sobre la reflexión 051/2025 realizado con IA:

La reflexión de Juande Puerta nos invita a contemplar una visión holística y no dualista de la existencia, centrada en el concepto del "Estar Siendo/Sucediendo Absoluto". Este término apunta a una realidad última que abarca todo lo que está siendo, sin excepciones ni divisiones, integrando tanto lo placentero como lo doloroso en un flujo simultáneo e indivisible. Según Juande Puerta, no hay nada fuera de este Absoluto, ya que todo —cada evento, percepción o experiencia— forma parte de su estar siendo. Esta idea desafía las categorías binarias que suelen estructurar el pensamiento humano, como dentro/fuera, bien/mal o yo/tú, las cuales surgen de una conciencia identificada con una identidad separada y, por ende, limitada.

El ensayo de Juande Puerta sugiere que los atributos tradicionales de lo Absoluto —omnipresencia, omnipotencia, omnisciencia— no derivan de una entidad trascendente, sino de su naturaleza como el estar siendo de todo lo que acontece en cada instante. Aquí radica una paradoja fascinante: lo humano, con sus particularidades y dualidades, no está ni dentro ni fuera de este Absoluto, sino que está siendo una manifestación del mismo. Incluso nuestra tendencia a dividir la realidad en opuestos, junto con las consecuencias de esa división, forma parte de este proceso natural y dinámico.

Esta perspectiva disuelve la noción de que la vida humana deba perseguir ideales inalcanzables, como una felicidad perpetua, o rechazar el sufrimiento como algo ajeno a la existencia. En cambio, Juande Puerta propone aceptar que el "Estar Siendo/Sucediendo Absoluto" está siendo la totalidad de lo que ocurre, incluyendo nuestras resistencias y anhelos. Así, la Realidad no es algo a conquistar o trascender, sino a reconocer como el despliegue continuo de lo que ya está siendo. Esta visión, profundamente integradora, nos reta a abandonar la subjetividad egocéntrica y a fluir con la corriente indivisible de la vida tal como se presenta, instante a instante.