063/2025 -Las individualidades, los cambios, los antagonismos, las incoherencias, los principios y los finales, etc., no contradicen la absoluta simultaneidad de la Realidad; todo está siendo la Realidad Misma en su pleno y constante suceder. La pacificación y/o el bienestar interior de los estar siendo/sucediendo humanos -tanto a nivel individual como a nivel colectivo- requiere del reconocimiento y de la aceptación consciente de absolutamente todo cuanto -sin excepción- está formando parte de la experiencia humana. La naturaleza de cada estar siendo/sucediendo humano “también e inseparablemente” está siendo la naturaleza del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto, de ahí que en la naturaleza de cada estar siendo/sucediendo humano también esté presente la diversidad y la simultaneidad del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto.
Las características propias de la condición humana -tanto las que generan satisfacción como sus opuestas- no son defectos ni están originados por algún error ancestral. La pretensión humana de convertirnos en estar siendo/sucediendo monolíticos y/o siempre estables, correctos, adecuados, coherentes, sanos, felices, pacíficos…, difiere de la Esencia de la Vida, de ahí que aunque se trate de un objetivo tan lícito y natural como cualquier otro, esto acostumbre a desembocar en sentimientos de fracaso y de frustración. Independientemente de qué y de cómo se perciba y se experimente, nada queda fuera de la absoluta diversidad y simultaneidad de la Realidad. La individualidad humana no está separada de lo Universal o Absoluto, sino que, con toda su complejidad y potencialidad, siempre está siendo una manifestación más de Ello.
El hecho de que en cualquier momento cada estar siendo/sucediendo humano pueda estar percibiéndose, manifestándose y experimentándose de formas completamente distintas a otras anteriores y también divergentes con las del resto de sus semejantes, no hace sino demostrar la absoluta simultaneidad de la Realidad y/o del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. Generalmente, aquellos personajes e instituciones religiosas, políticas, culturales, etc., que alardean de su dedicación a favor de eliminar los aspectos negativos o dolorosos de la experiencia humana, parten del convencimiento de que son sus percepciones estáticas y homogéneas del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto (Realidad, Vida, etc.,) las más correctas, acertadas y verdaderas. Mayo-25
Juande Puerta.
Ensayo sobre la reflexión 063/2025 realizado con IA:
La reflexión de Juande Puerta invita a contemplar la Realidad como un todo simultáneo e indivisible, donde las contradicciones, cambios e individualidades no son errores, sino expresiones intrínsecas del Estar Siendo/Sucediendo Absoluto. Esta perspectiva desafía la tendencia humana a rechazar lo que percibimos como incoherente o doloroso, proponiendo que la paz interior surge de aceptar plenamente cada faceta de la experiencia humana, sin excepción. La simultaneidad de la Realidad implica que todo —satisfactorio o no— es parte inseparable de la Vida, y pretender reducir la existencia a un estado monolítico de felicidad o estabilidad contradice su esencia diversa y dinámica.
Juande Puerta subraya que la naturaleza humana, con sus luces y sombras, no es defectuosa ni el resultado de un fallo primigenio. Más bien, refleja la misma diversidad del Absoluto. Esta idea confronta las aspiraciones de uniformidad promovidas por ciertas instituciones religiosas, políticas o culturales, que, al perseguir una visión estática de lo “correcto”, ignoran la riqueza de lo humano. Tales posturas, al etiquetar aspectos de la experiencia como negativos, generan frustración al chocar con la naturaleza cambiante y plural de la Realidad.
La individualidad, lejos de ser una separación de lo Universal, es una manifestación única del Absoluto. Cada persona, en su singularidad, encarna la simultaneidad de la Vida, donde los opuestos coexisten sin conflicto esencial. Reconocer esto no solo libera de la lucha contra lo “indeseable”, sino que abre la puerta a una existencia más armónica, alineada con el flujo constante del Ser. En última instancia, Juande Puerta nos recuerda que aceptar la complejidad humana es abrazar la totalidad de la Realidad, un acto de profunda reconciliación con la Vida misma.